La Sala de Recepción de la Mairie de Saint Siméon de Bressieux (Isère, Francia), fue el amplio espacio que en el mes de mayo permitió el desarrollo de la propuesta expositiva que bajo el título « MONDES ENTRELACÉS » (Mundos entrelazados) llevaron a cabo los artistas plásticos Angeles Martínez y Luis Souza Cortés.
Son mundos, las creaciones particulares de cada uno, que evocan la infinidad de entramados culturales que disolviendo fronteras, subyacen creando identidad, en ese trasiego de influencias difícil de determinar que representan los fenómenos migratorios.
Pero no solamente. Un sentido arquetípico junguiano se filtra en los intersticios, al abordar el tema del viaje, el andar «en tránsito» bajo búsqueda continua. Representa a la vez y a modo de homenaje, para Angeles Martínez, la posibilidad de devolver a su suelo natal la figura de su bisabuela Dorothée, evocando bajo el formato de videoinstalación su periplo migratorio.
El foco en esta Muestra -que se entrelaza con la ya realizada en el mes de noviembre de 2021 en Italia en el Museo de la emigración piemontesa en el mundo dentro del ciclo Les rêves de Dorothée- se encuentra, ya no en las condiciones y situaciones dramáticas de riesgo que adoptan los flujos migratorios contemporáneos para arribar al destino deseado -que sintetizaremos en dos obras fundamentales : Andiamo vía de Souza Cortés y Se senti piangere , instalación de Angeles Martínez- sino justamente en los acumulados de experiencias que portan los propios protagonistas en su tránsito, simbólicamente representados en la figura de la mujer migrante : Dorothée.
La instalación Transmigrations et héritages (Transmigraciones y legados) alegóricamente da cuenta de ese trasiego que fluye. Es a partir del encuadre en madera que deviene de suelo y manufactura francesa -que determina un origen- desde donde parten los gestos de dimensión táctil -por el tratamiento que el yeso aporta a la tela- generadores de roturas y desgarros, que signan carencia y desamparo. Encuentran sin embargo cauce luego, generando una movilidad viva a modo de corriente, que fructifica simbólicamente en los bordados surgidos de manos femeninas en las generaciones a las cuales Dorothée ha dado origen en Uruguay, país de acogida. Desde la despersonalizada rotura se avanza pues, hacia el fino diseño que se integra con sus curvas « espumosas » a ese devenir.
Por otra parte, en su condiciòn de artista franco uruguayo, la pintura de Souza Cortés muestra, en su andamiaje constructivo, subyacente a los gestos inesperados surgidos de su propio imaginario, un sustrato de pensamiento torresgarciano que lleva consigo desde Uruguay, pasando por Argentina hasta su llegada y afincamiento en Francia que no lo abandona, cimentando su obra. Persiste junto a una particular manera de percibir la realidad, de interpretarla e interpelarla a la vez. Es su mirada sobre los objetos comunes que le rodean de donde abstrae sus partes más expresivas, aquellas que por su geometría o humanización, pasan a integrar su lenguaje pictórico intransferible, conformando el perfil identitario que lo caracteriza. Despliega además, a lo largo de esos años en ese trasvasamiento cultural de su condición migrante, actividades diversas : charlas, conferencias, organización de espectáculos, donde relaciona ese hacer con la tarea de contribuir a la difusión de la importancia que tuvo la creación de la Asociación CERCLE ET CARRÉ ( 1929) por parte de Torres García junto al poeta y crítico de arte Michel Seuphor en el Paris de las vanguardias, así como de la obra del singular pintor uruguayo Pedro Figari.