En 2012, LES RÊVES DE DOROTHÉE (Los sueños de Dorotea), entretejen huellas de mi memoria, con rastros aparecidos de la memoria familiar cuatro generaciones atrás, que me desvelan la presencia de Dorotea, mi bisabuela, y su viaje migratorio, con sus inciertos periplos penurias y esperanzas.
LES RÊVES DE DOROTHÉE Los sueños de Dorotea Rastros aparecidos en la urdimbre de la memoria familiar cuatro generaciones atrás, me desvelan, la presencia y el viaje migratorio de Dorotea, mi bisabuela. Toman, tanto una como el otro, un sentido arquetípico vital, al entretejerse con huellas de mi propia memoria. El hallazgo de su partida de nacimiento, su tierra originaria, se vuelven elementos desencadenantes de un imaginario que toma cuerpo en esta videoinstalación. En ella subyace, como bajo continuo, el escenario de la emigración europea iniciada en la segunda mitad del siglo XIX, con sus inciertos periplos, penurias y esperanzas. El carácter simbólico de las imágenes y objetos escogidos, conforman un espacio habitable, abierto a la posibilidad de reinventar o evocar improbables acontecimientos, y por qué no, de revivir el recurrente juego que determina nuestras vidas: contexto y libre albedrío en permanente interrelación y tensión. Blancas sábanas, lugar del sueño y de los sueños, cohabitan en ese espacio, con austeros equipajes, lugar donde el viajero reúne y guarda solamente lo indispensable, lo que selecciona a conciencia o inconscientemente para emprender el viaje. Viaje que, al mismo tiempo, nos remite a múltiples territorios. Al terreno del mito, la alegoría del paso por la vida o los caminos que transitamos incansablemente por nuestras tierras subterráneas.